*) Cr. Ricardo Puglia Saavedra

El presupuesto nacional (quinquenal) es preparado sobre la base de las políticas económicas y sociales que los políticos prometieron a sus votantes como una expresión financiera del programa de gobierno y la religión que profesa el FA, denominado “dialogo social” y ¡reafirmación del carácter de la izquierda que gobierna!.

El Poder Ejecutivo (PE) es el encargado de su elaboración, recogiendo los planteos de cada ministerio y de los organismos dependientes de la administración central. Remitido al Parlamento es aprobado -con modificaciones o no- para luego ser promulgado por el PE y convertirse en ley.

Sin embargo, a través de décadas hemos visto como los presupuestos nacionales se convierten en un mejunje. Incorporan en el cuerpo del proyecto de ley toda clase de artículos vinculados no sólo al específico propósito financiero, sino que se constituyen en verdaderas mini reformas tributarias, añadiendo además nuevos gastos al ya sideral gasto público existente del que, en general, no se cuestiona si corresponde volver a otorgarlo o convendría prescindir del mismo.

Cada vez el prepuesto es mayor en valores y se coloca un especial énfasis en el aumento del gasto, tratando de incorporar la mayor parte de las legítimas demandas sociales. El PE y los legisladores tratan de asistir dichas demandas, esencialmente por previos compromisos electorales.

Los ingresos que se establecen en el presupuesto son estimados y basados en la probable recaudación fiscal, la cual depende de la realidad económica nacional y mundial. El gobierno estimó que el Producto Interno Bruto crecería 2,5% en 2015, sin embargo, fue un modesto 1%. Esto debería llevar a actualizar las previsiones del gasto público en menos.

Crear riqueza no es función del gobierno. No obstante, les encanta crear cooperativas a pura pérdida como las empresas beneficiarias del FONDES, que de us$ 69 millones de dólares otorgados, sólo se cobrarán apenas us$ 19 millones. Y siempre la solución socialista pasa por meter la mano en los bolsillos de quienes pagan impuestos y si no alcanzan los actuales, analizan incorporar nuevos como solución al problema.

No piensan en planes de desarrollo económico sustentable, sólo están sentados sobre la ley de inversiones esperando que alguna empresa nacional o extranjera se ampare y por su proyecto deje de pagar impuestos directamente u otorgándoles el status de Zona Franca.

Si en el Uruguay la Justicia fuera diligente en cuanto a los plazos de sus sentencias, no se cambiaran sobre la marcha las reglas de juego, la seguridad ciudadana y rural fuera apropiadamente cuidada, la inversión en salud y educación estatal procuraran alcanzar la excelencia como objetivo; la inversión pública tuviera un plan de desarrollo adecuado a las necesidades futuras, seguramente los excedentes financieros se volcarían a nosotros en inversiones sin necesidad de exenciones o de subsidios que mitigan contra las finanzas públicas.

En vez de ello, observamos cómo desde el 2005, el socialismo vazquista y la anarquía mujiquista (desorden, caos, confusión) han creado empleos de bajísima calificación. En general, a través de los programas denominados “sociales” y la incorporación de empleos públicos. En 2005 Vázquez recibió una plantilla de funcionarios públicos de 231.270 habiéndose incrementado ese número a fines de 2012 a 268.443.

Cierran empresas, se pierden empleos y no hay respuesta. Se toma como un dato la desaseleración económica regional y mundial. Los uruguayos han vivido de prestado la década de bonanza y hoy se continua pidiendo prestado para financiar un déficit fiscal que hipoteca el futuro de nuestros jóvenes.

El empleo es fundamental. Lleven al país por una senda confiable, creíble y con políticas pragmáticas dejando de lado el fracaso mundial socialista que ha quebrado a los países que lo adoptaron.

Establezcan las condiciones para crear riqueza, los commodities no son suficientes.

*) Especialista en inversión bancaria y asesoramiento empresarial, egresado en 1980 de la Universidad de la República Oriental del Uruguay “Contador Público y Licenciado en Administración”. Ex vicepresidente de la Corporación Nacional para el Desarrollo. Ha desarrollado una proficua e intensa actividad en la banca nacional e internacional, destacando las áreas de inversiones, reestructuración de deuda, banca corporativa, banca minorista, proyectos de inversión, ingeniería financiera y comercio internacional.

En 1990/1991 ocupó la gerencia comercial de Credit Lyonnais Uruguay y participó en la renegociación de la deuda externa uruguaya en estrecho contacto con el Ministerio de Economía y Citibank N.A.; de 1992 a 1996 estivo a cargo de la gerencia comercial de Banco Exterior Uruguay (hoy BBVAArgentaria).

Desde el año 2006 desarrolló servicios profesionales independientes en Consultoría  y Finanzas Corporativas en varias empresas.

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