*) Cr. Ricardo Puglia Saavedra

La mayor parte de los uruguayos posee un criterio conservador en su pensamiento y desde el punto de vista económico se aferran a las repetidas políticas macroeconómicas que son también repetidos fracasos con mayor o menor impacto.

Los gobiernos del Frente Amplio creen que no importa de qué manera se financie el gasto público. Sea, mediante un aumento de impuestos, emisión de papel moneda, o mediante emisión de deuda pública.

En ningún caso piensan que el aumento del gasto tendrá efectos en la economía real. Consideran al contribuyente como un ser económico racional de pronosticar que un aumento del gasto público conlleva a subidas de impuestos en el futuro para financiar ese gasto y por ende piensan que reducirán su consumo y aumentarán su ahorro para asegurarse un futuro estable y compensar esa futura subida de impuestos.

Esta máxima falta a la verdad. La suba continua de diversos impuestos quita ahorro a las familias, que de hecho ahorran muy poco por lo bajo de sus ingresos. Por otro lado, la emisión de papel moneda sin respaldo crea inflación al aumentar la velocidad de circulación del dinero mientras que cualquier mayor endeudamiento - interno o externo- aumenta el pago de intereses anuales que el país debe afrontar para mantener su hoja de crédito limpia.

Entonces para controlar la inflación que produce el propio gobierno por su excesivo gasto público en relación a los ingresos que recauda ha elegido el “anclaje del tipo de cambio”. Por ello vemos hoy al Banco Central del Uruguay (BCU) en cotidianas intervenciones del mercado de cambios, sea vendiendo reservas, esterilizando moneda nacional a través del pago de altos intereses en las Letras de Tesorería o aumentando los encajes bancarios que encaren el precio del dinero.

Brasil ha devaluado fuertemente su moneda y Argentina va camino a ello lo que ha producido un cambio en la competitividad de similares productos de origen nacional.

El contrabando fronterizo de las familias son las fuentes de ahorro que generan para sí mismas al comprar un producto por un precio menor al que se consigue en el país. Al no convalidar el BCU la realidad de la región a través de un tipo de cambio adecuado, el gobierno lucha contra el contrabando provocado por defender un tipo de cambio irreal para mantener la inflación por debajo de dos dígitos.

Esta forma de encarar el problema no considera que la verdadera generación de riqueza se encuentra en el “País Productivo Exportador”. Uruguay necesita incrementar su producción de bienes en volúmenes exportables y modificar su estructura exportadora a través de la investigación y desarrollo de nuevos productos para adicionar a los existentes.

Por otra parte, es necesario también atacar los “costos Uruguay” como la necesaria y olvidada Reforma del Estado, abrir a la competencia la producción de bienes y servicios de origen público a través de concesiones, tercerizaciones y privatizaciones y dejar de mal gastar recursos genuinos en el apoyo a empresas públicas mal gestionadas, derrochadoras y formadoras de una anti cultura del trabajo.

Los servidores públicos deben “servir” al contribuyente en calidad de atención, de información y calidad. El precio de los productos y servicios que disponen deben incorporar mucha más velocidad a la tramitación de cualquier asunto de modo de ser competitivos con los estándares de países eficientes. Deben acortar sus tiempos.

Esta es una gran tarea que involucra a todos los actores sociales, económicos y políticos y a su vez una forma de proyectar el país con un norte cierto a largo plazo sin descuidar el presente.

La coalición gobernante y la soledad del Presidente impiden esta urgente tarea.

*) Especialista en inversión bancaria y asesoramiento empresarial, egresado en 1980 de la Universidad de la República Oriental del Uruguay “Contador Público y Licenciado en Administración”. Ex vicepresidente de la Corporación Nacional para el Desarrollo. Ha desarrollado una proficua e intensa actividad en la banca nacional e internacional, destacando las áreas de inversiones, reestructuración de deuda, banca corporativa, banca minorista, proyectos de inversión, ingeniería financiera y comercio internacional.

En 1990/1991 ocupó la gerencia comercial de Credit Lyonnais Uruguay y participó en la renegociación de la deuda externa uruguaya en estrecho contacto con el Ministerio de Economía y Citibank N.A.; de 1992 a 1996 estivo a cargo de la gerencia comercial de Banco Exterior Uruguay (hoy BBVAArgentaria).

Desde el año 2006 desarrolló servicios profesionales independientes en Consultoría  y Finanzas Corporativas en varias empresas.

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