Fue atrapado intentando llevarse a pedido de un familiar, un vehículo con desperfectos, pero era un artilugio para lograr zafar de la Policía. Otro delincuente también fue atrapado luego de robar en un comercio en el que había trabajado, e intentar llevarle la bicicleta a una mujer.

 

El sábado 9 de marzo a la hora 12.00, personal del destacamento policial de Sauce de Portezuelo fue informado que en ese momento en su jurisdicción, un individuo estaba intentando hurtar un vehículo por lo cual se envió un móvil desde la seccional 11ª de Piriápolis.

En el lugar indicado, los policías sorprendieron a un conocido delincuente que realizaba maniobras para encender el vehículo. Se trataba de Carlos Alexander González Cabral, de 30 años y poseedor de antecedentes, quien fue derivado a dependencias de la Zona Operacional 1.

El sujeto, especialista en el robo de automotores, insistió que un familiar le había pedido que fuera por el vehículo y lo llevara a un taller porque había tenido un desperfecto, aunque la propietaria del mismo negó rotundamente la versión de González Cabral y radicó la denuncia.

De las investigaciones realizadas, se pudo establecer que el mismo hombre estaría vinculado al hurto de una moto el martes 30 de enero. Enterada la Fiscal de 4° turno de Maldonado, dispuso otras actuaciones y la conducción del detenido a su despacho en la ciudad de Maldonado.

Finalmente, Carlos Alexander González Cabral compareció en la sede Penal de 11° turno, donde fue condenado como autor de dos delitos de hurto agravados, uno de ellos en grado de tentativa, ambos en régimen de reiteración real entre sí, y penado con 16 meses de prisión.

El último antecedente de este sujeto es del 29 de septiembre de 2020, cuando lo enviaran a la cárcel 21 meses, como autor de tres delitos de hurto agravados, tras quedar registrado en cámaras públicas de video vigilancia cuando se llevaba un coche de la terminal de ómnibus de Maldonado.

Fue el jueves 2 de julio de aquel año que González Cabral robó un automóvil Fiat Duna que se encontraba estacionado en la citada terminal, caso en el que se puso a trabajar inmediatamente personal de Investigaciones del entonces Distrito 2, conjuntamente con visualizadores del CCU.

Durante el análisis de distintos registros, se pudo determinar que este delincuente no sería ajeno al hecho por lo cual se informó a Fiscalía que ordenó su detención. Pero Carlos Alexander González Cabral se presentó voluntariamente en dependencias policiales.

Sin saber que estaba requerido, fue a levantar un vehículo que había sido retenido en un control e inmediatamente quedó detenido siendo trasladado a dependencias de Investigaciones. Durante la instancia indagatoria, surgió que además había sido el autor de otros dos hurtos.

Anteriormente, el 2 de febrero de 2019 también había ido a la cárcel por un delito de hurto agravado, en tanto que el 17 de abril del año 2015, cuando aún regía el anterior Código del Proceso Penal, lo procesaran sin prisión por otro delito de hurto especialmente agravado.

Bien reconocido

El lunes 19 de febrero, una mujer que circulaba en bicicleta a la altura de las avenidas Aparicio Saravia y Paso de la Cadena, en Punta del Este, fue víctima de un intento de hurto cuando un delincuente intentó llevarle el birrodado, lo que no pudo lograr por la fuerte resistencia que opuso.

Efectivos de la URPM de la Zona Operacional 2, recogió una serie de datos aportados por la mujer, quien además indicó hacia donde había fugado el sujeto que la abordó. Los datos fueron radiados al CCU que comenzó a analizar registros de cámaras que cubren esa zona.

Así fue reconocido Federico Matías Agrasot Puñales, de 26 años, quien había sido identificado días antes con la misma ropa que vestía cuando se quiso llevar la bicicleta. Además, estaba reconocido como el autor de un hurto en un comercio de avenida Lussich en el que había trabajado.

El sábado 17 de febrero, la encargada del comercio denunció en la seccional policial 1ª de Maldonado, que la madrugada de ese día habían hurtado dos teléfonos celulares, quedando filmado el autor que no era otro que un exempleado: Federico Matías Agrasot Puñales.

Con ambas denuncias, la Fiscal de 4° turno tramitó la orden de detención para el mencionado sujeto, la que se concretó sobre la hora 2.00 del miércoles 6 de marzo, cuando se desplazaba a la altura de calles Simón del Pino y Colonia, en el barrio Fernández Ismendi de Maldonado.

Tras ser indagado, Federico Matías Agrasot Puñales compareció en el Juzgado Penal de 4° turno, donde fue condenado como autor de un delito de hurto en régimen de reiteración real, con un delito de hurto especialmente agravado en grado de tentativa, siendo penado con 14 meses de prisión.

Federico Matías Agrasot Puñales, el lunes 7 de octubre de 2019 había sido remitido a la cárcel como autor de: un delito de rapiña en concurrencia fuera de la reiteración, con un delito de lesiones personales, con un delito de atentado agravado, con un delito de lesiones personales.

La madrugada de aquella jornada, Agrasot Puñales llamó a la puerta de una finca de calles Atanasio Sierra y Manuel Freire, en el barrio Odizzio de Maldonado, y cuando fue atendido le propinó una serie de golpes al dueño de la misma, al tiempo de amenazarlo con lo que parecía ser un arma de fuego.

Se generó un forcejeo durante el cual al delincuente se le cayó al piso lo que en realidad era un revólver de plástico. El atracador huyó inmediatamente de la casa llevándose consigo un teléfono celular. La víctima tuvo que ser trasladada a un centro de asistencia por una lesión leve en una rodilla.

Poco después, personal del PADO logró la detención del sujeto, quien se desacató y lesionó a un Policía. A esa altura, ya había sido enviado a prisión a fines de septiembre de 2017, por la presunta comisión de dos delitos de hurto, tras robar dinero en una casa lindera a la suya en el barrio Cerro Pelado.

De acuerdo con lo investigado, había ingresado a la finca a través de una ventana corrediza que estaba destrancada. El caso fue aclarado por investigadores del entonces Distrito 2, en base a una serie de datos que indicaban que el vecino de la víctima no sería ajeno al hecho.

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