Llego a mi oficina, mate o café al lado, pido que no me interrumpan, cierro la puerta y comienzo a leer y analizar los datos que me dio el contador sobre la actividad económica y financiera de mi empresa.
Mi rentabilidad bajó, mis costos directos y mis gastos operativos subieron en porcentaje de facturación con respecto al ejercicio anterior. Mi facturación en términos corrientes no fue superior a la inflación.
Qué está pasando?. Trabajo 10 horas por día, prácticamente no me he tomado descanso, tengo un buen equipo familiar y profesional que me acompaña en el desempeño de mi organización, donde estoy errando el camino, qué puedo hacer?.
Primero es darme cuenta si el mercado en el cuál estoy comercializando mis servicios o productos ha cambiado, dejó de crecer o está en baja, analizar mis competidores, mis precios de venta, cómo está mi participación en dicho mercado.
En función de esta información tendré que hacer ajustes en mi empresa, explorar posibilidades de conseguir ingresos a través de innovación u otras ideas, mejorar mi estrategia comercial, añadir elementos que puedan aportar valor agregado a mis márgenes operativos.
Segundo, es darme cuenta que mi empresa transita y se desarrolla en un contexto que hoy y hace muchos años no es favorable al rendimiento de mi capital y trabajo para el cual he dedicado gran parte de mi vida.
Nuestro Estado es muy grande, abarca todo, es el empleador más importante que tiene el país, es el dueño de las empresas más grandes. Parecería que los gobernantes viven en un mundo apartado de la realidad empresarial, una mayoría todavía está abocada al concepto de “lucha de clases” con ideas y pensamientos de hace más de 50 años.
Estamos aislados del mundo comercial, prácticamente sin tratados de envergadura para poder competir con otros países en mercados muy interesantes emergentes.
Cuál es la eficiencia y productividad de un Estado elefantico?. Mala y muy baja. Quién controla a los miles de empleados públicos y municipales?. Salvo algunas contadas excepciones estamos en una situación crítica en todo lo que maneja el Estado.
La carga impositiva a través de impuestos directos e indirectos, la emisión monetaria entre otras herramientas, para tratar de nivelar el déficit fiscal, el costo “país” de los servicios públicos, la inflación y una economía altamente indexada, la informalidad, y más importante, la cultura de la mayoría de los gobernantes hacia un desentendimiento y apatía hacia todo lo que es “privado” o “empresario”, hacen que estemos en un “ahogo” operativo y mental en nuestras organizaciones.
No es nuevo lo que estoy comentando, pero la situación es mala, las empresas deberán seguir luchando por su supervivencia en este ambiente cuesta arriba, tratando de generar flujos de caja positivos a fin de que el sistema siga funcionando.
Los empresarios deben saber que son una parte muy importante de la economía, y que vuestras empresas familiares son aproximadamente el 80% de las empresas del país, generando casi el 50% del producto bruto interno.
*) Daniel Pelenur, Contador Público. Master en Administración de Empresas (New York University). Ocupó cargos gerenciales de primer nivel en áreas administrativas financieras en importantes empresas en Montevideo y Buenos Aires.
Docente Universitario. Desde el 2008 hace consultoría y capacitación en empresas familiares en áreas de Administración, Finanzas y Organización.