De acuerdo a lo informado por el Instituto Uruguay XXI, las exportaciones de Uruguay descendieron en valores un 11.6% en el año 2015, con respecto al año anterior, alcanzando un total de Usd 8.967 millones en términos corrientes.
Fue la caída de los precios de los principales rubros de exportación nacionales lo que motivó principalmente dicha reducción, ya que los volúmenes descendieron mucho menos que tal guarismo.
A la cabeza de dicha caída aparecen los precios del arroz, soja y trigo. Las ventas a los dos principales clientes de exportación, China y Brasil, cayeron 9% y 29% respectivamente, mientras que las exportaciones a destinos no tan tradicionales, como USA o Europa, crecieron significativamente.
En comparación al resto de los países latinoamericanos, la caída de nuestras exportaciones fue la menos profunda, lo cual refleja cierta resistencia de nuestra economía ante los shocks negativos externos, aún cuando no resulta suficientemente fuerte como para neutralizarlos.
Pero el dato fundamental es que los productos industriales generados en zonas francas y con exoneraciones tributarias, han generado dicha amortiguación. En efecto, los incrementos en la producción de celulosa y la de concentrados de bebidas han reducido la caída de nuestro nivel de exportaciones.
Resulta extraño, que pasemos de ser un país exportador de materias primas de origen agrícola, a uno exportador de productos con cierto grado industrial, con la carne, celulosa y concentrados de bebidas como buques insignia.
Es curioso que nuestro sistema político, casi unánimemente, tenga un discurso adverso al desarrollo de estas y otras zonas productivas donde las exoneraciones tributarias sean su característica fundamental. La reglamentación de la ley de inversiones necesitó de casi una década para ser atractiva ya que recién en el primer gobierno de izquierda encontró una existencia con impacto.
No fue de extrañar que dicha reglamentación generara un inmediato desarrollo de inversiones privadas en nuestro país. Pero por un lado desde las propias filas oficialistas se ha hablado de reducir (en lugar de incrementar) los beneficios tributarios plasmados en dicha reglamentación, y por el otro, el propio Dr. Lacalle ha dicho que es necesaria una revisión de tales exoneraciones. Y por supuesto, salvo alguna tímida y lenta intención de extender las zonas francas a otros rubros, se habla de aumentar los tributos al capital, y aquella política es más una excepción que una norma.
Es que el sistema político tiene como prioridad la recaudación del Estado para poder gastar, y no la recaudación para poder producir. Es más, el sistema político habla de renuncia fiscal, como si se renunciase a un derecho: el de recaudar. Quizá alguien podría decirle al Dr. Lacalle y su sistema político, que las exportaciones en Uruguay habrían descendido aún más si las exoneraciones tributarias a la producción que tanto quieren revisar no hubiesen contribuido a compensar la caída de los principales sectores exportadores de nuestro país.
Y alguien le podría decir al oficialismo, que la renuncia fiscal a un rubro inexistente por ser tributariamente poco atractivo, es igual a cero.
*) Es Master en Economía Financiera por la Univ. of London-SOAS, UK. Se desempeña actualmente como Profesor de Economía de la Universidad de la República (CURE-Maldonado) y de la Universidad Católica del Uruguay (Sede Punta del Este). Es asesor de inversiones financieras.