*) Enrique M. González Vilar Laudani
En la aldea Yasynia, a los pies del Monte Petros, en Ucrania, la vida es lenta, pacífica y un poco aburrida. Todos sus habitantes se conocen y ayudan mutuamente cuando alguno lo necesita.
Un día, el burro de una campesina cayó en un pozo, mientras vagaba buscando algo de comer. El animal lloró fuertemente por horas mientras la campesina lo buscaba. El pozo era bastante hondo, pero por suerte para el pobre cuadrúpedo no se había lastimado. Cuando su dueña lo encontró, se sintió consternada, ya que para ella le sería imposible sacar a su viejo amigo. Entonces recurrió a sus vecinos.
Al consultarles qué hacer, luego de ver diversas maneras y sus costos, decidieron que el animal era demasiado viejo para volver al trabajo y no valía la pena el costo de sacarlo. Además, el pozo en el que había caído estaba seco, era peligroso y necesitaba ser tapado de todas formas.
Pensaron que con el burro en el fondo, ya tenían parte del agujero lleno y que entre todos podrían taparlo rápido y pasar a mejor vida a quién ahora no servía en sus funciones específicas, dándole así el entierro que se merecía.
Cuando el burro escuchó las voces de sus vecinos, agolpados arriba de él, seguramente pensó: “estoy salvado, me van a rescatar”- con lo que tamaña sorpresa se habrá llevado cuando su dueña, (a quién le había dedicado sus mejores días de juventud) y los vecinos (varios de sus hijos habían paseado en su rústico lomo), comenzaron a hacer sonar sus palas, cargando tierra y echándola donde el burro se encontraba, sobre su cabeza, lomo y cola.
Nuestro amigo enseguida se dio cuenta de lo que estaba pasando y rebuznaba horriblemente, mientras muchas palas tiraban, vez tras vez, una buena cantidad de tierra sobre él. Luego de un rato largo de escuchar el doloroso lamento, un silencio rodeó el lugar.
O el burro se había tranquilizado o había muerto. La campesina, curiosa, se acercó a la boca del pozo, mientras sus amigos seguían con la tarea. Lo que vio ese día la dejó asombrada para toda su vida.
A medida que la tierra caía sobre el burro, éste se sacudía vigorosamente, haciendo que la misma llegase al fondo. Una vez allí, sacaba las patas enterradas y pisaba fuerte, cada vez más fuerte, apisonando la tierra, y subiendo unos centímetros más hacia la libertad.
La campesina quedó muda por la increíble inteligencia del animal. Comprendió que pese a toda la tierra que le echaban encima, tratando de enterrarlo, su viejo amigo la usaba para progresar. Mayor cantidad de tierra, más se elevaba.
Llegó un momento en que los vecinos vieron asomarse por la boca del pozo un par de orejas, luego el hocico, la cabeza y finalmente el lomo de aquél a quién iban a “enterrar”. Un instante después, el burro pasó por encima del borde y de un salto salió del pozo, tras lo cual, muy agradecido, comenzó a trotar contento de la vida y por haberse salvado de una muerte segura.
La Vida va a tirarte tierra muchas veces. Todos tipos de tierra. A veces las palas serán manejadas por desconocidos y te dirás que es parte de la existencia el ser incomprendidos por los demás. Otras veces las palas serán usadas por amigos, familia, compañeros, y te preguntarás el porqué de tales actos.
Seguramente no vas a encontrar una respuesta que justifique semejante acción, pero, el truco para salir del pozo siempre será el mismo, sin importar quién quiera “enterrarte”.
¡Sacudí la cabeza!. ¡Mové el lomo!. ¡Vibrá con todo el cuerpo!. Entonces, te vas a parar sobre todas esas cosas, te elevarás unos centímetros cada vez y Crecerás, no a pesar de los obstáculos, sino gracias a ellos.
Recordá esto: Cada uno de tus problemas, cada una de las críticas, cada una de las cosas malas que digan de vos inmerecidamente, simplemente son un escalón para poder subir, mejorar y aprender. Podés salir del más profundo hueco si nunca te das por vencido, si nunca cambias tu determinación de salir adelante, si sos positivo y pensás en la vida, en vez de la muerte.
Así que, para poder sacudirte y dar un paso hacia arriba, recordemos algunos principios que nos pueden ayudar:
1- Libera tu corazón del odio.
2- Libera tu mente de preocupaciones innecesarias.
3- Vive sencillamente.
4- Da Más y espera Menos.
5- Nunca dejes de tener esperanza.
6- Y, finalmente, disfruta de la vida y... ¡A sacudirte el polvo!
¿Lo intentamos juntos?
*) Periodista (Universidad Nacional de la Matanza - Bs. As. - Argentina). Director de Seminarios e Institutos en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para las sedes Morón, Quilmes y Merlo (todo en Bs. As.).
Docente y Profesor en religión para jóvenes de 14 a 30 años. Director del Programa de Becas Educativas (FPE) de la Iglesia en Instituto SEI Merlo. Coach y Orientador Educativo en el mismo Instituto.
Todo esto fue realizado desde 1986 a 2013. Coach de Vida y Facilitador de proyectos personales (Estudios con la Licenciada Graciela Sessarego - Venezuela).
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