Aquel casi olvidado 23 de agosto de hace dos décadas, anochecía como otros días de cualquier invierno, aunque con muchos preparativos por la tan cercana Noche de la Nostalgia. Nada hacía prever lo peor y Maldonado se vio de pronto sumido en un caos jamás imaginado: murieron 5 personas que hoy casi nadie recuerda; solo hay referencias de los millonarios daños materiales sufridos.
Ningún pronóstico meteorológico en Uruguay llamaba la atención aquel lejano 23 de agosto del año 2005; de hecho, no era al menos hasta entonces, costumbre de los uruguayos, prestar demasiada atención a los pronósticos, ni oficiales ni particulares, y tampoco había un sistema de alertas como actualmente.
Una empresa meteorológica brasileña (Metsul) alertó aquella vez sobre la posibilidad de un fenómeno violento, pero en realidad no se supo antes, sino después. Con los años, los uruguayos nos hemos habituado a los alertas que según su importancia cambian de color: de verde a amarillo; de amarillo a naranja; de naranja a rojo.
Pero lo cierto es que aquel 23 de agosto de 2005, hace hoy 20 años, horas antes de la medianoche, de pronto el área costera del departamento de Maldonado (el fenómeno se dio en toda la faja costera uruguaya) se vio sumida en lo que se transformaría en una de las catástrofes más grandes que recuerde su historia.
Cada 23 de agosto, se recuerdan -con imágenes y testimonios- los daños materiales, las pérdidas millonarias, lo que le costó a la Intendencia de Maldonado, al Estado, a todos los maldonadenses aquel verdadero desastre que no registraba antecedentes similares. Ni siquiera eso se ha recordado en el día de hoy, 20 años después.
Las pérdidas materiales
Una cantidad no cuantificada de viviendas y comercios con severos daños, decenas de yates, veleros y barcos de pesca destrozados o hundidos en los puertos de Piriápolis y Punta del Este, cientos de árboles caídos, ramblas literalmente devastadas, rutas nacionales y calles cortadas por varias horas, fue parte del saldo.
Unos 180 evacuados en todo el departamento y servicios esenciales interrumpidos casi por 24 horas, fueron otras de las consecuencias del violento temporal de viento (luego se sabría que fue un ciclón extra tropical) que se abatió sobre Maldonado en las últimas horas del martes 23 de agosto de 2005 y las primeras del miércoles 24.
Según informaron autoridades meteorológicas de la estación Punta del Este, los vientos alcanzaron por momentos una intensidad de 180 kilómetros por hora, entre la hora 22.00 del martes 23 y las 5.00 de la mañana del miércoles 24, un fenómeno que no se registraba -según los expertos- desde hacía 40 años.
Pero prácticamente nadie nunca más recordó a las 3 personas que murieron aquella misma noche-madrugada de terror, y las otras 2 que perecieron a los días siguientes por los efectos del violento fenómeno. Lo material se fue recuperando y lo estético volvió a la normalidad, pero aquellas cinco vidas se perdieron para siempre.
Las pérdidas humanas
Fueron 5 las vidas que se perdieron en el departamento de Maldonado a raíz del fenómeno, luego, analizado con tiempo, definido como un “ciclón extra tropical”. Ya hace 20 años de aquella noche que, afortunadamente encontró a la mayoría de la población en sus casas, descansando para volver a la rutina el día siguiente.
La primera víctima fatal se produjo a la hora 3.00 del miércoles 24, cuando el viento aún golpeaba con ferocidad sobre toda el área. En una zona de asentamientos y casas precarias de La Capuera, un pesado árbol cayó sobre la vivienda de José Bonilla de 53 años quien falleció en el acto.
En la ciudad de Pan de Azúcar, un hombre de 60 años fue encontrado muerto en la calle sobre la madrugada del miércoles 24, electrocutado por un cable del alumbrado público que había caído a consecuencia de los vientos. Nadie supo a que hora sufrió el accidente que terminó con su vida.
En el balneario Playa Hermosa, a las 6.00 de la mañana del miércoles 24, fue encontrado muerto otro hombre identificado como Luis Antonio Lasague. Le diagnosticaron muerte por paro cardiorrespiratorio por hipotermia. Probablemente no haya podido ser asistido cuando sufrió el grave quebranto de salud en pleno ciclón.
El 26 de agosto, poco antes del mediodía, un hombre murió mientras trabajaba talando la copa de un árbol -semi caído- a la altura de la parada 27 de la Playa Mansa de Maldonado, entre las calles Siete Cabritos y Cruz del Sur. Eran días de intenso trabajo para recuperar vías de tránsito cortadas y servicios interrumpidos.
José Suárez era uno de los varios cientos de trabajadores que fueron volcados a las calles, tanto por organismos oficiales como por empresas privadas para avanzar en la limpieza y ordenamiento de las zonas más afectadas por el temporal de la noche del martes 23 de agosto y madrugada del miércoles 24.
Suárez estaba trepado a un árbol que amenazaba con caer encima de una finca, cortando grandes gajos de la copa, cuando en determinado momento una rama le dio un fuerte golpe que le provocó la caída y su posterior muerte. Trabajos de ese riesgo se estaban realizando simultáneamente en muchas partes.
La madrugada del domingo 28, murió una joven de solamente 19 años que al intentar ingresar a su casa en el barrio Maldonado Nuevo el viernes 26, resultó electrocutada por un cable de alta tensión que estaba en el suelo. La joven, identificada como A.S.S.T., elevó a 5 el número de víctimas fatales.
Fueron 5 vidas perdidas hace ya 20 años en el departamento de Maldonado, a raíz de aquel fenómeno que potenció la importancia de los alertas meteorológicos y obligó a revalorizar la importancia de los comités departamentales de emergencias, y darle otra relevancia y recursos al Sistema Nacional de Emergencias (Sinae).