“La naturaleza de la acción corresponde a la naturaleza de la comprensión. Si la comprensión es crítica o preponderantemente crítica la acción también lo será. Si la comprensión es mágica, mágica también será la acción” (Paulo Freire)
Pensar en los significados de la emancipación humana hoy es, sin dudas, un gran desafío. Tal vez el primer y pequeño desafío al complejo camino a la emancipación es comprender su alcance en tanto texto y su dimensión práctica, dimensión práctica que la determina pero sobre la que vuelve para pensarse acción.
Lo cierto es que hablar de emancipación hoy nos acerca a la posibilidad real de pensar el ser social en un momento en el que los discursos que promueven las libertades individuales arremeten como plagas y se reproducen ante lo incuestionable del atractivo sonido de lo políticamente correcto.
Se me ocurre entonces, a la luz de un gran intelectual barbudo, retomar la génesis y las formas que, a mi entender, deberíamos rescatar como punto de partida para la construcción de un proyecto que hable de libertades colectivas. Elijo entonces, y como punto de partida, un texto que engarza la profundidad del discurso filosófico y la perspicacia estética que el discurso literario construye a partir de un decir que no dice, pero que construye a partir de un silencio que se significa en acción.
Dice Marx entonces… “los sentidos y el espíritu de los demás hombres se convierten en algo propio”. El punto de partida es el abandono del yo, de los deseos del yo y de lo que significa vivir a partir de un pensar que comienza en mí y que termina en mí mismo. Es el abandono definitivo del “ser en sí” en tanto génesis material de la conciencia cosificada.
Convertir en algo propio el espíritu de los demás hombres es la puerta de entrada a la dimensión humana, el camino del “ser para sí” y la forma más sagrada de un humanismo que se piensa en conjunto y que se sostiene a partir de la construcción conjunta de los ideales de justicia, una justicia que será de todos porque entre todos se construye.
Seguimos… “Por tanto, además de los órganos inmediatos, se forman órganos sociales…”. El texto nos enfrenta nuevamente a la posibilidad de ver más allá de lo inmediato y nos habilita a la desafiante comprensión de los significados que dibujan la ontología del ser social. Al mismo tiempo, la sensibilidad del discurso nos enfrenta a la inevitable liviandad de vivir en un mundo que construimos solamente a partir de lo que nuestros sentidos nos muestran, una sociedad en la que abandonamos las posibilidades de hurgar en aquello que ella misma nos esconde.
“Por ejemplo, la actividad en contacto inmediato con otros… se convierte en órgano inmediato, se convierte en órgano de una expresión vital y en un modo de expresión de la vida humana”. El mundo real es el mundo práctico y el ser de los sujetos es la resultante de un entramado de relaciones que no tienen valor en sí mismas sino que adquieren significación a partir de las redes dialécticas que configuran esa red que deviene en sociedad. El órgano social es la quintaesencia de la idea de emancipación.
Parece atractivo hablar de libertad porque la libertad vende los discursos a partir del hechizo de la palabra. El problema es que la libertad que los liberales nos venden no es más que una ilusión de autonomía individual que se enmascara en las formas de un libre albedrío que, en la medida en que se piense dentro de la trama -y no fuera de ella-, se desvanece bajo las formas represivas de relaciones políticas que nos construyen y de una clase que nos manipula a su antojo porque nos necesita no pensantes y así nos construyen.
La emancipación no entiende de libertades individuales, es el estado de libertad de los sujetos que se piensan en colectivo y que construyen en colectivo y para el colectivo. Es justamente la superación de las promesas de libertades individuales que no conocen de “órganos sociales”, la posibilidad de ver más allá de esa magia a la que refería Freire, una posibilidad que se nos ofrece a partir de prácticas educativas que definan proyectos sociales y que nos ayuden a pensarnos para los otros en un mundo que no construimos en solitario y que demanda transformaciones urgentes.
*) Licenciado en Educación Física. Magister en Didáctica de la Educación Superior. Posgrado en Didáctica de la Educación Superior. Actual Director Coordinador de Educación Física de CEIP Maldonado.
Integrante de la línea "La Educación Física y su Enseñanza" adscripta al grupo “Políticas Educativas y Formación Docente. Educación Física y Prácticas Educativas”.